jueves, 22 de julio de 2010

INTEGRAL DE MURCIA

Los mejores de los nuestros se daban cita en el campo mortuorio de la Villa de Torreaguera. A la llamada de cumplir el viejo sueño de surcar el municipio de Murcia conquistando cada una de sus cumbres, vinieron no uno, ni dos..., sino que fueron ocho, aquellos que dieron un paso al frente para compartir aquella osadía.

A las 9 de la noche iniciábamos la búsqueda de aquellas 11 cumbres, esparcidas por 50kms de monte.

La certidumbre sólo duró lo que luz del día, ese feliz periodo en que culminamos nuestros dos primeros objetivos: el Miravete y el Puntarrón. Ambos llenos de el placer del atardecer, la compañía, la camaradería, el bienestar y la confianza.

Pero con la fuga del Sol todo se llenó de sombras. Pequeños rescoldos de luz nos acompañaron apenas a los Mamellones para acabar así con casi tres horas de ausencia de dudas.

Porque a partir de entonces todo fueron sombras. Y la luna mas que conducirnos, sólo iluminaba nuestra desesperación.

Nuestras sierras andan huérfanas de caminos claros, de sendas nítidas, pero por contra, rebosan de espinas, de cortados, de barrancos impenetrables..., de tantas y tantas trampas para aquellos incautos que aspiran a seducirlas y conquistarlas en una sola noche. Y ahí nos enredamos todos.

Poco a poco fue tragándonos uno a uno.

En aquellas dos eternas horas, entre los Mamellones y Altaona, para hacer 7 kms se fraguó el desastre.

Pedro, Marco y Javi R. fueron los primeros en rendirse ante lo evidente. Habíamos encallado, y el barco hacía agua por los cuatro costados. A la 1 y media de la madrugada nos separamos, deseando un regreso corto y sin perdidas a unos, y un no tardar demasiado en abrir los ojos a la realidad para los otros.

Bajo la Luna, la silueta de Columbares atemoriza. Sus paredes no dan confianza. El directo sendero que nos dejó en la cumbre no nos dio tregua en ningún momento. Una vez en lo mas alto, un destello de confianza se apagó con la llamada de nuestros compañeros, que ya descansaban al fin, ¿¿que aún vais por ahí??..., aquello fue su aliento de desesperanza.

En ese lugar Buendía también fue tragado por la montaña, pidió perdón a la sierra, y se despidió, dejando irse con nosotros a la demencia.

De un lado los impresionantes cortados, invisibles a nuestros ojos, del otro la agonía de una senda que se empeñaba en jugar a un macabro escondite con nosotros. Parecía que aquello nunca iba acabar, pero sí, el collado del Garruchal al fin asomó tras casi 7 horas, que teníamos previsto fuesen tres a lo sumo.

De continuar con aquello, el alba nos sorprendería mucho antes de acabar.

Era el momento de postrarse, y reconocer que por mucha luna que hubiese, aquella noche era negra.

Y así, 12 kms mas de negro asfalto hasta llegar al final. ¿Y Buendi?

Tras beber y recostarnos, rumbo ya del cementerio, apareció en la oscuridad. Como un fantasma, vomitado por la montaña que antes lo había tragado sin contemplaciones, henchido de satisfacción por asistir al final.



  • Nocturna.

  • 50 kms. aprox.

  • +2500m. positivos

  • En autosuficiencia.

  • 5 a 7 horas.

  • Dia 25 junio, sobre las 20 h.

  • Luna llena.
  • ...si pensabas que estábamos de vacaciones te equivocabas, no hay carreras, pero si montañas.